Odio ir a la peluquería

Sé que  muchas de vosotras os sentiréis identificadas con las experiencias de este post y otras, afortunadas, no. La verdad, es que yo odio ir a la peluquería, ¿qué por qué? Pues…

Odio ir a la peluquería porque cada vez que voy pierdo la tarde o la mañana, si vas a una peluquería que te dan hora, nunca te cogen a la hora, pero si se te ocurre llegar cinco minutos tarde, cuando llegas ya han empezado con la que tenía hora después que tú, porque como has llegado a las 11,05h y tenias hora a las 11,00h y la de las 11,30 ha llegado antes… pues han empezado con ella. Y cuando vas a una peluquería en la que no cogen hora, vas y siempre hay gente y te toca esperar antes y durante.

Odio ir a la peluquería porque no entiendo que cuando vas por primera vez  te suele gustar como te han peinado y después nunca más. Sin embargo, después de hablar con mis amigas, una de ellas me contó que a ella no le gusta nada como le quedan nunca, que se ve como una maruja y siempre se vuelve a lavar el pelo cuando llega a casa  ¿Entonces, me tengo que sentir afortunada porque de vez en cuando me guste como me peinan?

Odio ir a la peluquería porque a veces piensan que ser amable consiste en ofrecerte cada cinco minutos un café o algo para comer, y yo pienso: “si quisiera tomar algo me iría al bar de al lado, que he venido a peinarme, no a merendar”.
Odio ir a la peluquería y que te pregunten si te gusta como has quedado, pareciendo que tu obligación es decir que sí, que te encanta, porque si empiezas a decir que no te gusta mucho,  la mala cara del peluquero/a en plan… ¿y ésta qué quiere? Llevo más de una hora con ella y ahora dice que no le gusta…
Odio ir a la peluquería porque sabes que nunca debes pasarte las planchas si el pelo no está bien seco, y en la peluquería… ¿por qué lo hacen, tienen prisa? Tú también. Pero no pagas para que te achicharren el pelo, esta, por ejemplo, fue una experiencia de mi amiga Silvia.
Y que decir de esas peluquerías en las que cuando van a lavarte el pelo te empiezan a interrogar : ¿quieres champú para cabellos sensibles, teñidos, secos, grasos, castigado..? ¿Mascarilla o acondicionador? ¿Y una ampolla? Y tú piensas: “mira echa lo que quieras que tengo ganas de levantar la cabeza de este lavabo de tortura”. ¡Qué incómodos son los lava-cabezas! ¡¡¡Por dios!!!

Y lo que más odio, es cuando voy a teñirme el pelo. Me da alergia el tinte y luego está picándome la cabeza dos semanas, pero encontré una peluquería en la que el tinte no me producía ese picor, pero sorprendentemente voy un día en el que no está la chica que me atendía normalmente… ¡ y resulta que en mi ficha no está anotado el número del color que me echan siempre! Después de 5 veces que me han teñido… ¿no se les ha ocurrido anotar en el color? Pues tengo la mala suerte que ni aciertan con el color, ni me cogen el tinte, y claro tengo que volver. Tras decirlo varias veces, porque de nuevo he vuelto, me tiñen otra vez, y claro se ceban a echarme tinte para que me coja bien. Allí me paso la tarde, y claro me toca pasar por caja y me cobran el peinado… si lo sé, les digo, me lo seco al viento.  Entonces… ¿de que sirve que te pidan perdón por su error sino tienen ni el detalle de regalarte el peinado? Y claro, no me pica la cabeza, simplemente la tengo dolorida de tanto rascarme.

Ahora entendéis: ¿Por qué odio ir a la peluquería?